jueves, 19 de mayo de 2011

Diversión por competición



No hace mucho estuve comiendo en una hamburguesería y me topé con esto. Es un marcador donde indica el tiempo en el que tardan los niños en hacer un recorrido preparado. Los niños le tienen que dar al pulsador cuando empiezan y cuando acaban, el que menos tiempo haya tardado tiene el honor de ver reflejada su puntuación en pantalla.

Antes había un parque infantil con sus toboganes y laberínticas construcciones semiabstractas que divertían a los niños. Los parques infantiles son algo que desde siempre me ha fascinado, realmente hay muy pocos parques infantiles que sean lo suficientemente cutres como para no querer montarse en ellos. Muchos tienen formas definidas, pero hay otros que son abstractos pero no lo suficiente como para que el usuario no vea una forma que represente algo corresponda a su juego a su imaginación. Por eso un mismo parque puede dar lugar a muchísimas aventuras, ya que las cosas nunca son lo que parecen.

En este caso, a algún genio se le ocurrió cambiar ese "aburrido" parque por algo más "dinámico". ¿Acaso puede haber algo más divertido que un circuito de carreras? (Nótese la ironía) El resultado fue una cola de chicos que esperaban a que el corredor del momento acabase su carrera para que después de varios minutos de expectación su juego acabara en menos de veinte minutos. Tras experimentar tan ingrata decepción los niños pasaron, a los pocos minutos, del circuito y del marcador para jugar con el parque de juegos que les hubiera gustado. Corrían ignorando la dirección preestablecida del recinto, se subían por las paredes y jugaban como les parecía con el marcador. (Por eso el record marca 4'9 segundos, en realidad no hay ningún niño tan rápido, de momento...)

La competición no es divertida, únicamente nos gusta a los adultos.

La vida es competición, dicen algunos. En parte es cierto. En el colegio te "obligan" a competir por sacar la mejor nota, también ocurre en las entrevistas de trabajo, en los currículums, en los propios trabajos y a veces incluso compites en tu propia casa. ¿No es mejor que a la hora de relajarnos, o lo que es lo mismo: jugar, dejemos la competitividad a un lado y busquemos solamente la diversión?

Para un admirador de las zonas de recreo infantil es una gran decepción encontrarse con esta instalación tan banal. Por favor, pido solemnemente que a la hora de crear áreas de ocio para niños dejen de pensar en lo que les gustaría a ellos y que empaticen un poco con las almas infantiles.


P.D.: También había, al lado de esta atracción, una pequeña cancha de basquet sin pelota...

¡Sed felices!

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