jueves, 9 de septiembre de 2010

Chico

Fotos: Judith Contioso
Chico es un perro joven, de gran vitalidad y con muchas ganas de vivir.

Cuando lo encontraron tenía un estado lamentable debido a que fue víctima del maltrato animal. Su pata delantera izquierda fue atada con su pata trasera derecha oprimiéndole la circulación de la sangre y provocándole serias heridas. Sólo Dios puede saber cuanto tiempo pasó inmovilizado de esta manera y de que modo podría excusar alguien esta conducta repulsiva hacia un ser vivo.

Torturado sin piedad, su pene fue seccionado de manera brutal, también aguantó quemaduras de cigarro y mordiscos de ratas que se aprovechaban de su situación tratando de devorarle aún con vida.

Chico sufrió para divertir a algún desalmado.


Los veterinarios, que un primer impulso querían sacrificarlo al ver el sufrimiento que arrastraba, no daban crédito a que un animal con esas circunstancias vividas quisiera apegarse a la vida con tanto empeño. Su nueva dueña, con paciencia y mucho amor, fue curándole las heridas cada día y poco a poco devolviéndole la fe en la raza humana. No se podía esperar que un animal que ha visto lo peor de las personas pudiera volver a confiar en ellas. Chico nos ha enseñado una valiosa lección.
 

El estrangulamiento sufrido acabó en necrosis a pesar de los muchísimos cuidados que recibía. Por eso, una de sus patas afectadas ha tenido que ser amputada y la otra ha estado muy cerca. Pero gracias a la gran atención veterinaria que ofreció la Clínica Balmes se logró salvar.
 
El perro recorrió muchas clínicas veterinarias acompañado por su dueña antes de encontrar una en la que le dieran esperanzas de vida. Si hubiera perdido también la pata de atrás le hubieran tenido que sacrificar. Es increible creer que personas que se dedican a la medicina animal no quieran dar esperanza de vida a un ser vivo que desea vivir más que nada en el mundo, muchos preferían sacrificarlo antes que intervenirlo clínicamente. ¿Te lavas las manos antes de mancharte? Gracias al cielo encontraron el sitio idóneo, dónde se le ha hecho todo lo posible y más para que pueda sobrevivir.
 
En la citada clínica le hicieron tres operaciones el mismo día. Le intervinieron las dos patas necrosadas y el pene amputado, que debido a la mala cicatrización de la herida no podía apenas orinar. Cuando salió del quirófano estaba irreconocible, su mirada era muy triste y su llama de felicidad apenas brillaba. Los que le vimos en ese estado tan lamentable oímos como se nos rompía el alma tras cada gemido...
 
 

Hoy, Chico sobrevive vive con las tres patas que le quedan. Corre y juega con los otros perros y suele tener más vitalidad y energía que la mayoría de ellos. Ya puede volver a usar el pene con normalidad y nada le impide saltar y correr como lo hacía antes. Cuando se le mira a la cara se ve a un perro feliz, que recibe cariño y es querido como se merece todo animal.
 
Mucha gente está ayudando a la pobre criatura con donativos y apoyo moral. Lo que demuestra que todavía hay gente solidaria, gente que respeta y ama a los seres vivos.

Recientemente se le ha diagnosticado leishmaniosis pero todo indica que se recuperará y cabe la posibilidad de que sus orejas, afectadas también por una posible necrosis, no deban ser amputadas. Lo importante es que pase lo que pase Chico no se rinde y sus dueños tampoco.
 
Después del sufrimiento vivido, de las dudas y de todo lo luchado Chico empieza a saborear el dulce sabor de la felicidad. Lo amargo queda atrás y cuando esto acabe ya nada podrá dañarle.
 
 
 
 
Chico ha vivido en los dos extremos de la linia que separa el corazón del ser humano. Ha conocido lo peor y lo mejor de las personas pero únicamente se queda con lo bueno. No tiene miedo del pasado, vive el ahora.

Chico, en poco tiempo, me ha enseñado muchas cosas. Todos deberíamos aprender de él.


Gracias a todos los que amáis y cuidáis a los seres vivos.
 
¡Sed felices!