miércoles, 21 de diciembre de 2011

El secreto de Ibiza.



Hace poco conocí la cara oculta de Ibiza, una isla que sufre una inmerecida fama poligonera y que en verano se ve obligada a alojar turistas en busca de experiencias banales y luces de discoteca. La faceta que yo conocí es la que duerme en verano y vive en invierno.

Mi visita fue tan breve como lo puede ser la misma isla. Aún así, Ibiza se me antojó totalmente romántica, minimalista, una isla sibilina que bien podría ser parte de una poesía o de una canción. A pesar de ser una ínsula firme no es mar lo que la rodea, son sueños y sentimientos. Si caminas atento por sus calles puede que lentamente te cuente algún secreto, si no lo hace te deja la impresión de que hay algo que se te escapa, pero es una sensación agradable, como si se te impregnara de una energía positiva.

Dos veces he pisado su suelo y 24 no han sumado las horas de cada una de las visitas. Quizás su hechizo reside en el pequeño tamaño de la misma, la magia y las personas deben compartir el mismo espacio para existir.

He tenido el placer de compartir buenas compañías y buenas conversaciones, gozando de un tour al mando de un buen artista como lo es Ramón Mayol, del cual me llevo recuerdos tan intensos como cortos en duración, y sin menospreciar la vital presencia de la actriz Laura Dalmau, que, a pesar de estar enferma, deslumbró con su actuación en el Club del Diario de Ibiza.

En el último tramo del recorrido, tuve el placer de visitar su cementerio antiguo, y nada que ver con el nuestro. Es cierto que después de tanto tiempo pasado en el cementerio de Palma he acabado adquiriendo un gusto "macabro" por la belleza sepulcral. El cementerio viejo de Palma es más bien tosco al lado del suyo, tan bien organizado que parece un pequeño pueblo cercado. La primera impresión que me vino a la cabeza fue: "¡Qué ibicenco!" Es verdad, Ibiza tiene un color único, un sentido y una razón de ser que no comparte con el resto de lugares, incluso en el cementerio.




Para terminar mi viaje no podía irme sin pasar por "Ca na Palleva". La casa pagesa que se convirtió en el icono del movimiento antiautopistas de Ibiza, que fue derribada ante la pena de los lugareños. Con el cambió de gobierno insular se prometió un homenaje a la casa y pusieron "Ca na Palleva" a la rotonda que ahora mismo ocupa el lugar en el que estaba la casa.

El homenaje que realmente se merece es esta canción de Carlos Garrido:



Nuestro amor ha sido muy breve, como un romance de verano pero con frío y misterio. Si alguna vez pasais por allí dadle recuerdos de mi parte y si dice no saber de mí es que me guarda entre uno de sus miles de secretos.

¡Sed felices!